¿Existe relación entre ser bueno y sacrificio? 1


Asisten: Ana Isabel García, Azucena Crespo, Guadalupe Moro, Toñi Sainz, Juan Carlos Lago y Luis Alberto Prieto.
Facilita: Ana Isabel García.
Resumen para el blog: Azucena Crespo.

Comienza este esperado encuentro nuestro con la presentación por parte de la facilitadora, Ana, que nos hace un breve recordatorio de la propuesta de temas, para que el grupo escoja mediante votación:

  • Relación bondad y sacrificio.
  • Trabajo y doble moral.
  • Tema “sorpresa”. Con esta sugerencia Ana nos lanza algunas preguntas para la reflexión: ¿de qué depende que escojamos esta propuesta? Juan Carlos comenta que escoger esta opción supone dar confianza y credibilidad a la persona que la propone. Azucena considera que se puede apostar por dicha propuesta, pero que para escoger mediante votación el tema que más nos interesa entre los propuestos habría que conocer el contenido de dicha sorpresa. Ana recoge las aportaciones: la elección de la sorpresa, ¿es una cuestión de confianza personal? ¿Hay que conocer el contenido de la sorpresa para poder votarla? ¿Podemos elegir sin saber lo que elegimos?

Toñi nos hace concretar y centrarnos para iniciar el diálogo, de modo que procedemos a la votación, en la que cada uno manifiesta sus varias preferencias. El grupo escoge por mayoría el tema de la relación entre bondad y sacrificio. Tras la votación se manifiesta el deseo de conocer el contenido de la sorpresa… pero no se nos desvela, ¡una sorpresa es una sorpresa!

Nuestra indagación sobre el tema comienza con la pregunta: ¿Existe alguna relación entre ser bueno y el sacrificio?

Guadalupe entiende el sacrificio como renuncia y señala que dicha idea presenta connotaciones que no le gustan. Luis propone algunos ejemplos de nuestras relaciones, como hijos o esposa, en las que está continuamente presente la renuncia. Juan Carlos propone la hipótesis de que elegir es renunciar, y argumenta que siempre que elegimos lo hacemos entre distintas opciones y, por tanto, renunciamos a aquello que no resulta escogido. Distingue entre renunciar a algo que también nos interesa y renunciar a algo que no nos interesa. Entiende que la idea de sacrificio se vincula con la renuncia de algo que también interesa pero en favor de algo que valoramos más. Guadalupe muestra su desacuerdo, pues considera que, cuando una persona escoge lo que valora y considera prioritario, dicha elección no implica un sentimiento de renuncia ni sacrificio alguno, sino que nos hace sentir bien.

Azucena plantea la cuestión: si una persona no se siente bien haciendo lo que hace, ¿quiere decir que no ha escogido su verdadera prioridad? Menciona que la idea de sacrificio puede surgir cuando la prioridad personal choca con la prioridad de atender las necesidades de otras personas. Ana pregunta: ¿la idea de sacrificio tiene una connotación de pérdida a nivel individual? Toñi destaca la idea de equilibrio entre las diversas dimensiones y prioridades, y nuestra íntima necesidad tanto de dar como de recibir. Juan Carlos subraya como verdaderamente satisfactorio el dar a los demás, y pone el ejemplo de una vida de entrega, la de Teresa de Calcuta. Luis matiza que también en ese caso hay cierta reciprocidad, pues se recibe a cambio la satisfacción espiritual. Pone ejemplos de renuncia de intereses que supondrían crecimiento personal como sacrificio en favor del bien general de la familia. Valora que eso tampoco es bueno para los demás, pues uno no se siente satisfecho y feliz, de modo que el cuidado de uno mismo contribuiría también al bien familiar. Ana pregunta si cuando realizaba dicho sacrificio era una persona buena. Luis define ser bueno como hacer algo por los demás sin esperar nada a cambio. Azucena apunta la contradicción de esa definición con lo anteriormente expresado por él, pues había indicado que siempre recibimos o al menos esperamos recibir, aunque no sea de la persona concreta a la que damos. Juan Carlos añade a la definición la matización de hacer algo “positivo” para los otros, y que ellos quieran o necesiten. Guadalupe considera que hacer lo que uno cree que tiene que hacer (actuar en conciencia) implica sentirse bien y entiende la bondad como un hacer lo que quieres, cuidando de uno mismo y de los demás, buscando el equilibrio entre esos ámbitos de dedicación.

Toñi alude al rol tradicional de la mujer (servicial y sumisa) vinculado a la idea de sacrificio, entendido como un olvido de sí para vivir por y para los demás, y que se asocia con la bondad. Dicho binomio sacrificio-bondad se entiende como algo propio del pasado. Ana pregunta si cuando todo el tiempo es por y para uno mismo se rompe también el equilibrio, y quién decide dónde está el límite de dicho equilibrio. Toñi responde a la primera cuestión con ejemplos de etapas y situaciones en las que los demás pueden demandar más atención y, como respuesta a la segunda pregunta, entiende que el límite lo establecen las partes de la relación (la pareja en el caso de la vida familiar). Guadalupe menciona el ejemplo de la mujer-víctima, que en su renuncia continua no ha sido feliz. Comprende que dicha actitud responde a una determinada construcción que no ha sido elegida.

Juan Carlos añade que, en ocasiones, una persona puede hacer algo por los demás sin que se lo hayan pedido, y luego reclamar reconocimiento. En estos casos el sacrificio no se entiende como bondad. Apunta a su vez a que todo acto de entrega no genera un acto de bondad, en tanto sus consecuencias no sean buenas: entiende que todo acto de bondad ha de generar consecuencias buenas.

Azucena señala la idea de «servicio» como más adecuada que la de «sacrificio» para referirse al cuidado y atención de las necesidades, tanto de uno mismo como de los demás. Manifiesta desacuerdo con Juan Carlos cuando no entiende como un acto de bondad hacer algo por los demás sin que los otros lo hayan demandado, pues pueden darse casos en los que el otro no hace explícitas sus necesidades legítimas. Un acto sería bueno entonces si hay escucha activa de las necesidades, y considera que hay que ser capaz de escuchar las necesidades de uno mismo para poder escuchar las necesidades de los demás. Juan Carlos distingue en las necesidades de los demás las que ellos tienen y las que uno cree que ellos puedan tener.

Ana nos propone definir lo que entendemos por “uno mismo”. Luis entiende que es el individuo que elige. Juan Carlos como el yo y su circunstancia. Toñi comenta que es un rol construido mediante elecciones. Guadalupe entiende que vivimos en interacción y que no puede separarse el cuidado de uno del cuidado de los demás. Toñi considera que el cuidado parte de uno mismo, y que hay que poner límites a los distintos espacios vitales. Juan Carlos argumenta que cuando ponemos límites a los demás estamos pidiendo que nos cuiden, que respeten también nuestras necesidades. Azucena plantea la diferencia entre necesidad y mero capricho. Pero no hay tiempo para más…

Finalmente, Ana sintetiza las aportaciones y señala la ausencia en el diálogo de aquella renuncia que hace uno mismo por uno mismo (y no ya por los demás).

Ha sido un encuentro muy dulce, lleno de pasión y cuidado…

Espero con ilusión nuestra próxima ocasión para el diálogo y la reflexión compartida.


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Una idea sobre “¿Existe relación entre ser bueno y sacrificio?

  • fpnmadrid

    Gracias Azucena por este «resumen» , sabemos que era difícil por la gran cantidad de aportaciones e ideas expresadas en el seminario.
    Y gracias por la gran labor de Ana como facilitadora , creo que nos ha dado una buena lección de buen hacer. Luis.