Resumen Café Filosófico Abril 3


Asisten: Luis Prieto, Juan Carlos Lago, Mercedes García, Ana Sanz, Lola Rincón y Azucena Crespo.

Facilita y hace el reumen: Azucena Crespo Díaz

Nos reunimos al calor de la buena compañía y unas tonificantes infusiones. El tema que abordamos hoy es la envidia… y la admiración… Llevamos textos preparados y ofrecemos la posibilidad de comenzar el diálogo a partir de su lectura. Ana comenta que ello podría ayudar a abordar el tema. Pero como nos gustan los retos, decidimos comenzar sin lectura previa.

 (Mercedes) Define la envidia como querer lo que otro tiene y de lo que uno carece, sea esto algo material (como un coche) o inmaterial (hijos, una determinada capacidad como la facilidad de palabra, etc.)

 (Juan Carlos) Muestra una objeción. Sostiene que falta en la definición el sentimiento negativo que conlleva toda envidia, a excepción de la envidia sana.  Plantea la hipótesis de que la persona que envidia piensa que el otro tiene algo que en verdad no merece y que uno sí merecería.

 (Luis) Considera que no siempre la envidia se relaciona con el merecimiento. Pone el ejemplo de envidiar al que ha ganado la lotería. En este caso hablaríamos de suerte.

(Ana) Plantea que la envidia implica cierta sensación de injusticia porque el otro tiene eso y uno no. En el caso de la lotería al menos uno se lo merecería igual que el otro.

(Mercedes) Expone algunos de los casos más frecuentes, por ejemplo envidiar la espléndida familia del otro, ¿hasta qué punto uno se merece esto? Sostiene que envidamos algo que el otro tiene porque querríamos tenerlo y no es así, pero no entiende la cuestión del merecimiento.

(Juan Carlos) Distingue entre el querer, el deseo de algo que uno no tiene (como los hijos, una familia, etc.) -y en ese sentido sería muy sano querer emular a otros y nos estimularía a cambiar-, y la envidia, que conlleva un sentimiento negativo de frustración e injusticia.

(Mercedes) Entiende que puede hablarse de merecimiento cuando uno pone de su parte y genera las causas inmediatas para atraer una determinada consecuencia esperada, pero cuando nos referimos al resultado de una vida, por ejemplo, serían tantas las causas que no podríamos hablar de merecimiento.

(Ana) Plantea que puede hablarse de méritos a lo largo de un proceso, por haber hecho cosas para conseguir lo que tienes o al menos para evitar lo que no quieres.

(Juan Carlos) Propone que podría darse el caso de que lo merecieras y no lo consiguieras. Pone el ejemplo de que a otro le den un puesto por enchufe en lugar de dármelo a mí, aunque lo merezca. En ese caso lo que sentiría no sería envidia sino rabia.

(Azucena) ¿Qué diferencia hay entre la indignación moral que sentimos ante una injusticia y el sentimiento de injusticia que mencionáis que siente el envidioso al creer que el otro tiene algo que en el fondo él merecería tener?

(Luis) Establece que la indignación moral siente que la injusticia atenta contra la dignidad de la persona, sea quien sea. La envidia siente que la injusticia se relaciona sólo con uno.

(Juan Carlos) Sostiene que la injusticia reclamaría reparación. En los casos en los que alguien consigue algo por medios ilegítimos le parece una injusticia y ello no le provocaría envidia porque no querría actuar como él.

(Lola) Muestra su desacuerdo, considera que puede sentirse envidia por alguien que ha conseguido algo ilegítimamente o con malas artes.

(Juan Carlos) Pone el ejemplo de mucha gente que dice sentir envidia por personas que tienen éxito sin mérito alguno, como muchos de los personajes famosos que salen en TV, y que pueden preguntarse ¿por qué ellos han alcanzado fama y no yo (siendo en el fondo igual de vulgares)?

(Ana) Expone que cuando una persona siente envidia piensa que la otra no ha hecho lo suficiente para merecer lo que tiene, si no lo vería con admiración. El que envidia considera que el otro no merece lo que tiene o al menos que lo merece igual que él.

(Mercedes) Describe la envidia como un sentimiento que no tiene que ver con la razón ni con la justicia.

(Luis) Considera que podemos sentir envidia del que tiene algo, tanto si lo merece como si no lo merece. Sugiere además que varias personas pueden tener lo mismo y nosotros sólo envidiar a una.

(Azucena) ¿Exige la envidia rivalidad con alguien concreto? ¿Esa rivalidad se produce frente al que consideramos un igual o frente al que consideramos superior a nosotros?

(Lola) Se cuestiona si podemos hablar de envidia sin tener nada en contra de esa persona en concreto.

(Luis) Propone que podemos envidiar a una persona que merezca lo que tiene y a lo que uno no podría aspirar, en ese caso envidiaríamos su relativa superioridad respecto a nosotros.

 (Mercedes) Afirma que frente al que uno considera muy superior se da un sentimiento de impotencia para llegar a alcanzar lo que el otro tiene, aunque se esforzase en ello.

(Lola) Expresa su acuerdo con la idea de Luis, expone que el cine presenta casos de personas que hacen lo que sea, incluso matar, por tener lo que el otro ha conseguido por mérito propio. Pone el ejemplo de ser buen escritor con fama.

(Ana) Manifiesta que en esos casos puede haber un sentimiento de que el otro no se merece haber nacido con tanto talento.

(Mercedes) Se pregunta si podemos merecer un don, algo que no hemos producido. En ese caso podría sentirse la carencia, el no haber recibido ese don que en todo caso también uno merecería.

(Lola) Mantiene que en la envidia el sentimiento de carencia genera sufrimiento pero eso se vive contra otra persona por tener algo que uno no tiene.

(Juan Carlos) Presenta el caso de personas que tienen capacidad de oratoria y eso puede generarnos envidia sana.

(Azucena) Decimos en ese caso que su capacidad es envidiable. ¿Sería ese el sentido positivo de la envidia? ¿qué pasaría si no existiera esta envidia? Ya Juan Carlos ha comentado que inicialmente nos muestra una carencia pero que nos estimularía a esforzarnos por desarrollar en nosotros esa capacidad y a alcanzar también esos logros.

(Luis) No considera que exista la envidia sana. La envidia siempre sería insana.

(Juan Carlos) Entiende la envidia sana como admiración.

(Azucena) ¿Qué diferencia hay entre desear lo que tiene el otro, envidiar lo que tiene el otro y admirar lo que tiene el otro?

(Lola) Entiende que muchas veces hablamos de envidia, pero esto sería una mera forma de hablar, lo que habría detrás es un mero deseo, un «me gustaría vivir o tener eso».

 (Juan Carlos) Distingue entre valorar un determinado bien y quererlo para sí. El deseo se relacionaría con la valoración de un determinado bien que quiero para mí. La envidia está relacionada negativamente con la persona poseedora de aquello que uno desea y no tiene.

(Mercedes) Propone la idea de que la admiración que sentimos hacia alguien no se relaciona con querer tener lo que esa persona tiene, sino que contiene un aspecto más contemplativo, de algo que sentimos que resplandece pero que no queremos para nosotros. Pone el ejemplo de admirar a músicos, aunque personalmente no quiera tocar. Habría sólo un reconocimiento  y un disfrute de sus cualidades.

(Juan Carlos) Matiza que la admiración también puede incluir ejemplaridad, en la medida en que el otro se convierte en un modelo de lo que quiero hacer.

 (Luis) Expone casos del entorno laboral, en el que personas que se saltan las normas o los protocolos son criticadas por el resto.

(Mercedes) Mantiene que esas personas envidian la capacidad del otro de saltarse la constricción de normas y convenciones, algo que ellos podrían también hacer pero no consiguen.

(Azucena) ¿Puede la envidia consistir no sólo en querer tener lo que el otro tiene y de lo que uno carece sino en querer que el otro no lo tenga?

(Mercedes) Entiende que en esos casos el envidioso quiere que el otro sea un impotente como él, eso le deja más tranquilo, pues pone de manifiesto sus carencias.

(Azucena) ¿Al envidioso le preocupan su carencias, conseguir lo que el otro tiene y él no? ¿o le preocupa más destruir al otro que viene a ponerle de manifiesto dichas carencias?

(Juan Carlos) Entiende que primero uno quiere lo que tiene el otro y uno no, y como no puede alcanzarlo eso le hace sentir fracasado y entonces es cuando quiere que el otro no lo tenga tampoco.

(Lola) Insiste que ahí está lo dañino de la envidia, cuando se manifiesta contra los otros. Lo que obsesionaría al envidioso es que el otro no pueda tenerlo y disfrutarlo tampoco. Las personas que son envidiosas de esa manera no aceptan su carencia.

(Mercedes) Mantiene que a la persona impotente le mueve más la destrucción.

(Luis) Propone un caso de reparto en el que se dan dos posibilidades: o lo tiene el otro o no lo tiene ninguno. Afirma que el envidioso prefiere que no lo tenga ninguno.

(Juna Carlos) El caso no le parece bien planteado. Considera que habría que explicitar las condiciones del reparto, porque si no podríamos hablar de un caso de injusticia. Si el criterio es que se va a echar a suertes podría admitirse.

(Lola) Expresa que el envidioso es egoísta.

(Azucena) ¿El envidioso no soporta las diferencias?

(Juan Carlos) Considera que el envidioso quiere para sí, no se preocupa porque las condiciones sean justas.

(Mercedes) Alude a Spinoza que refiere la emoción de alegría que nos provoca el bien o las posesiones del otro, pero si el bien o las posesiones del otro nos genera tristeza la reacción es querer que el otro no lo tenga.

 (Lola) Propone que en la envidia hay maldad, algo contra esa persona, aversión hacia ella; la envidia generaría un sentimiento negativo hacia la otra persona.

(Mercedes) Apunta a que la base de la envidia es la comparación y en ella sientes que sales perdiendo.

(Juan Carlos) Insiste en que en dicha comparación sales perdiendo pero el envidioso cree que debería salir ganando.

(Ana) En el caso en el que uno sale perdiendo y lo reconoce se minusvalora, pero cuando tienes envidia sientes que no mereces minusvalorarte sino que las cosas no tendrían que ser así.

(Azucena) ¿El envidioso es capaz de reconocer sus carencias o limitaciones?

(Juan Carlos) El envidioso se compara, sale perdiendo y reacciona. Cuando no puede tener lo que otro tiene, quiere que el otro tampoco lo tenga.

(Azucena) ¿Requiere la envidia pasar a la acción o es un mero sentimiento?

(Juan Carlos) Refiere la expresión típica de que si no haces algo con tu envidia te corroe por dentro. Sugiere que la envidia tiene modos distintos de pasar a la acción, unos pueden ser sutiles, como lanzar pullas o ridiculizar, otros más extremos como aniquilar al otro.

(Luis) Menciona que la omisión sería también una forma de acción en el caso de la envidia, como cuando no hacemos algo que tendríamos que hacer para obstaculizar al otro. No reconocer se entiende también como una acción por omisión que caracteriza a la persona envidiosa.

(Mercedes) Sugiere detenernos en la idea de merecimiento, que sigue sin ver cuando nos referimos a aspectos que no dependen de nosotros y a nuestro esfuerzo por conseguir algo. Se pregunta si uno puede merecer tener los ojos pequeños o no tener el genio de Mozart.

(Juan Carlos) En aquello que no depende totalmente de nosotros al menos cabe reconocer en el otro esas características o capacidades y si ellas le conducen al éxito podría reconocerse que lo merece. En el caso de las capacidades innatas, sea memoria, creatividad o talento musical como en el caso de Mozart, también hay que desarrollarlas y perfeccionarlas.

(Ana) Plantea que es en relación a las capacidades innatas donde surge la cuestión ¿por qué el otro va a merecer tal genialidad y no uno mismo? Salieri podría haber considerado el genio de Mozart como inmerecido porque no dependía ni había hecho nada para tenerlo, de ahí su envidia.

(Lola) Sugiere que Salieri podría considerar que él merecía más ese genio que el mismo Mozart y que sin embargo no le había sido concedido. Esto demuestra la soberbia del envidioso, incapaz de aceptar las propias limitaciones. Se pregunta si llevado al extremo habría algo que el envidioso quisiera y que considerase que no merecería.

(Mercedes) Entiende que en esos casos no puede hablarse de merecimiento, ya que ni el otro ni uno se lo merecen.

(Azucena) ¿El envidioso reconoce sus limitaciones?

(Mercedes) Manifiesta que reconocer una carencia es la base de la envidia.

(Juan Carlos) Considera que el envidioso siente una carencia pero no la reconoce como propia, sino como algo que le acontece. Si reconocemos una carencia, como la falta de una capacidad que sí vemos en otro, podemos desearla, como cuando pensamos «ojalá yo pudiese escribir o pintar como hace otro». Eso nos lleva nuevamente a la admiración, y en la medida en que pueda trabajar esa capacidad y desarrollarla en mí, el otro se convierte en un ejemplo a seguir.

(Azucena) La envidia parece que se dirige a determinadas personas que tienen algo que uno desearía tener. ¿Es relevante para la envidia la distancia temporal o espacial con respecto a esa otra persona? ¿Podemos envidiar a alguien que ya esté muerto, que haya vivido en otro contexto histórico o que viva muy alejado de nosotros?

(Mercedes) Sostiene que la distancia espacio-temporal enfría esa emoción.

(Ana) Concibe que el envidioso se representa al otro como rival y eso exige cercanía, que también puede ser simbólica, de manera que podríamos rivalizar con alguien que ya esté muerto y con quien nos medimos.

(Azucena) ¿En qué sentido eso es envidia o tener al otro como ejemplo a superar?

(Juan Carlos) Declara que para saber si lo que sentimos en esos casos es envidia tendríamos que ver que se cumplen los criterios que hemos ido estableciendo y que nos permiten reconocer la envidia.

(Azucena) Repasa lo que se ha dicho. El envidioso experimentaría sentimientos de tristeza o sufrimiento por el bien que otro posee, así como impotencia y frustración. En relación a la otra persona experimenta sentimientos negativos de aversión y un afán destructivo que le lleva a la acción (como ridiculizar, desmerecer al otro, etc.)

(Juan Carlos) Entiende que esto puede darse en personas alejadas en el tiempo y en el espacio. Pone el ejemplo de envidiar a Elvis y querer destruir su fama como músico mediante la burda descalificación.

(Azucena) ¿En qué se distingue la envidia de una crítica negativa?

(Juan Carlos) La envidia critica siempre negativamente porque quiere desprestigiar, pero no toda crítica negativa surge de la envidia. La crítica negativa recurre a criterios, en el caso de Elvis sobre lo que se consideraría una música de calidad, de modo que podría criticarsele no por ser gordo y adicto sino por no modular, etc.

(Ana) Manifiesta su desacuerdo en que el sentimiento que produce en nosotros la envidia sea la tristeza, pues entiende que es la rabia.

(Juan Carlos) Hace mención de la «mala leche» como mal humor que uno experimentaría cuando siente envidia.

(Mercedes) Remite la expresión «mala leche» a una perversión de algo natural, que sería alegrarse por el bien que el otro posee.

(Luis) Considera que el envidioso se siente privado de esos bienes que disfruta el otro, lo que le convierte en una persona triste y apagada, resentida, amargada.

(Azucena) Habéis mencionado ya la envidia como mera forma de hablar. ¿La verdadera envidia se dice? ¿se reconoce públicamente? ¿Es algo que sólo experimentan los otros? ¿Podemos reconocernos como envidiosos?

(Ana) Comenta que la gente que es ambiciosa no tiene problema en reconocer que tiene envidia, como queriendo decir que no se conforma fácilmente.

(Juan Carlos) Sugiere que cuando decimos eso lo que pretendemos es declarar nuestro afán de superación, de modo que envidiar el éxito del otro nos permitiría emularlo y superarlo.

(Azucena) En esos casos ¿aludimos a un sentido positivo de envidia, aunque pueda resultar agresivo, o no?.

(Luis) Pone el ejemplo de vecinos que se compran el mismo coche o que intentan tener un coche mejor que el otro. Esto es envidia, no tiene un sentido positivo porque no trata de emular lo bueno sino que sólo quiere lo que tiene el otro o estar por encima del otro.

(Lola) Mantiene que la envidia destructiva no se dice, no se reconoce públicamente, aunque se manifiesta en el modo de actuar. Sostiene que con nuestras actitudes mostramos muchas cosas que no expresamos o verbalizamos abiertamente.

(Azucena) La envidia ¿se declara poco por la incapacidad de reconocerla o es poco frecuente?

(Juan Carlos) Indica que de la envidia no nos enorgullecemos, por eso no la declaramos y la camuflamos.

(Luis) Cita un dicho popular que considera que el primer defecto de los españoles es la envidia.

(Juan Carlos) Nombra a Schopenhauer como el filósofo que describe al español como envidioso.

(Lola) Refiere la envidia como una actitud cotidiana que se muestra habitualmente en obviar lo bueno en el otro y lo bien que hace en un determinado momento las cosas y que se limita a insistir en el descrédito, la descalificación y la continua crítica destructiva.

Para finalizar nuestra sesión de hoy leemos los textos que recogen fragmentos de distintos filósofos en relación a la envidia. Juan Carlos sugiere como tema de la próxima sesión la cuestión de las emociones y los sentimientos y si son educables.


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